Ruta Interpretativa: Entre La Alcarria y La Sierra

Los Frailes de El Sotillo (Guadalajara)





El sábado, SEDAL habíamos quedado para caminar con nuestros amigos y amigas del Aula Valle-Inclán, un aula de cultura popular del madrileño barrio de Aluche.
Íbamos a caminar por una zona de Guadalajara desconocida pero preciosa, el tramo del GR-10 que va desde Torrecuadrada de los Valles hasta Las Inviernas, así que a  las 9.00 nos prertrechamos de chubasquero, paraguas y barca (las predicciones para ese día eran casi monzónicas), y nos dirigimos a recoger al autocar al punto de encuentro. 

L@s senderistas del aula estaban deseosos de caminar y no tenúian miedo a las nubes negras que estaban sobre buestras cabezas, así que tras recorrer unos pocos kilómetros más en autobús y hablar de la Antigua Grecia, de geología y de enseñarles algunos fósiles recogidos en la zona, nos bajamos por fin en Torrecuadrada de los Valles ante el asombro de vecinos y vecinas (no todos los días se ve llegar un autocar en esta zona tan despoblada de Guadalajara). Tras coger mochilas y bastones nos pusimos a caminar rumbo a Las Inviernas recorriendo un tramo del GR 10. 

Dejando atrás el pueblo y sus antiguos huertos comenzamos a caminar por las parameras entre quejigos, enebros y sabinas. Poco a poco fuimos llegando al Barranco del hocino, un paraíso para la fauna de la zona gracias a la despoblación que sufre. Un lugar que tiene mucha agua por la presencia de manantiales en la roca caliza, cuevas y abrigos, una temperatura más suave y restos de la presencia ganadera en la zona. Descubrimos algunas plantas que a veces pasan desapercibidas pese a la gran cantidad de propiedades que tienen, y a los usos que desde tiempos inmemoriales se ha hecho de ellas, cómo la cola de caballo o equisetum; indicador para los buscadores de oro, estropajo en la Edad Media, cicatrizante y diurético y remedio infalible en el huerto contra los hongos.

Tras recorrer esta pequeño barranco llegamos a las afueras del segundo pueblo que atravesamos, El Sotillo, y aprovechando un pequeño merendero nos sentamos a tomar un aperitivo antes de comer. Tras reponer fuerzas emprendimos de nuevo el camino atravesando un encinar que nos lleva a l pueblo dónde bebemos agua de la fuente del perro que tiene muchos caños, vemos el lavadero dónde explicamos cómo se lavaba la ropa y los cacharros tal y cómo nos contó en su dçía Vicente, el vecino del pueblo que nos enseñó esta ruta, y sin darnos cuenta abandonamos el GR 10 y sus marcas rojas y blancas para avanzar hacia una de las sorpresas de este camino: Los Frailes. 

Los Frailes, son unas formaciones calizas que caprichosamente ha labrado en la roca el paso del tiempo y la acción de los agentes erosivos (agua, aire, vegetación...) y que popularmente en El Sotillo se dice que son conco frailes petrificados (aquí cada ucual que imagine lo que pueda). Nos quedamos asombrados con esta maravilla que parece estar escondida hundida bajo el páramo. Y así caminando siempre con la mirada hacia arriba para observar las formas caprichosas de la caliza, llegamos hasta la cola del Embalse de La Tajera. 

Los Frailes (Guadalajara)


Tras contemplar estas formaciones durante un buen rato, desandamos el camino para continuar con la ruta. De nuevo descubrimos rincones deifíciles de conocer si no hubiera sido por Vicente: La Cobacha de la Mora y el Moro (una cueva caliza dónde se cuenta que hay enterrados una mora y un moro desde la época de Al - Alndalus), el Castillo de El Sotillo (otra mole caliza en medio del Barranco del Reato) y así bajo un nogal enorme, decicimos parar y reposar un rato entre bocadillos, botas de vino y pese a las predicciones, algún rayo de sol, ¡un lujo!

Con el estómago lleno, y las fuerzas recobradas, reanudamos el camino hacia Las Inviernas, recorriendo el antiguo camino que unía estos dos pueblos, y por el que discurrían caballos, carros, personas a pie, no hace tanto tiempo. De nuevo subimos y entre encinas bien conservadas que poco a poco van dejando paso a formaciones adehesadas, llegamos al final del recorrido a Las Inviernas, un paso importante en la antigua ruta de la lana. Y allí, entre ovejas y bajo un sol que nadie esperaba, hacemos estiramientos y damos por terminada la ruta.


Estamos encantad@s de haber pasado este día con el Aula Valle-Inclán y sobretodo de habernos librado de esos temibles chubascos anunciados durante toda la semana.

Podéis ver más fotos de la ruta en este enlace.



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